sábado, 29 de septiembre de 2012

El gran desdén de desandar


Sin descalificar, he visto tu estado, sera en el desconsuelo del laberinto del desmontado jardín donde deslié, la madeja de tu tormenta de desdichas.
Descorreré la pesada cortina que oculta el tabernáculo.
En el desquiciante y enrarecido aire de tu casa me desplomare, como castillo de naipes, que en el desorden de la ruina pregona el futuro.
Es descomunal el daño que te inquirió el impío. Desmedida ofensa para tu frívola caridad. Desmadejada en el desnorte no te mides, te descompones en necios gestos impropios de tu casa y rango, es un gran descriterio, el despampanante alarde de tu rendición.
No te has desmelenado, pero tu desmejorado aspecto desvela el estrago. La invisible y descarnada herida te emponzoña en el desdeñar la cura. Terrible estrategia de desamparo.
Despabilare las luces últimas del tenebrario, con el desconsuelo que supone ir desprovisto del destructor fuego................


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