jueves, 11 de octubre de 2012

El árido confin

El fin llegará, con tufo de pólvora, en el laberinto burocrático de las alcobas, en las intrigas famelizantes. Con sobornos entraremos en tu ciudadela y emponzoñaremos los vientres de tus raposas y esperaremos pacientes que el sórdido saciar pulsiones extienda la lacra. Tu pueblo, el herético, el pecador sentirá la desazón de como tizones candentes abrasan sus entrañas. Y mi pueblo y yo diremos se
 cumple lo escrito y espían su culpa.Desmontare el entramado nuciente de tu reino y devolveré la tierra al primer poseedor, el que la roturo, el que la aro primero, el que escavando pozos la hizo fértil.
Los hijos de los hijos de los que desposeíste, blandiendo aceros candentes recuperaran, te marcaran, te expulsan de la tierra que es suya y del sudor de sus ancestros. Ellos se han curtido en las tierras áridas, en las hambres perennes
en la diezmante precariedad, son recios y curtidos y tu pueblo enfermo no los obstaculizara.
Desmontaremos vuestras casas y con las piedras que fueron nuestras reedificaremos el templo de nuestro verdadero Dios. Y a las legiones que te sirvieron robaremos sus atesorados salarios, con su oro y con el oro de tu pueblo volveremos a fundir joyas que adornen a nuestra mujeres como era en el principio, antes de ser empujados al árido confín.




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