domingo, 28 de octubre de 2012

El raro precio

Todo en mi despertar es un desaparecer.
La jaula vacía me contó ayer tus execrables cuitas.
Condenado a morir, en el sueño, en la vigilia, día a día.
En la porfía se gasta el azogue de mi vulgar brillo.
Entre claveles y geranios.
En medio de.
Esperando el oportunismo.
Perdido por la necesidad.
Todo peca de salado o de carente de sal.
Cierra cuando entres.
Cierra cuando salgas.
Que al atmósfera que nos da la clase no puede escapar.
Cocinas de lumbre donde todo se quema porque todo arde.
Donde hozan los jabalíes están los restos del festín.
El raro precio de la deseada libertad.




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