sábado, 23 de febrero de 2013

Híspido y enmarañado

Sera la menos rica la menos imitada.
El tesoro del gusto transita entre sombras de obeliscos.
Fulgor de paladio en el angosto intradós.
Nada pide, nada da.
Y en el damero lombardo se desliza capaz.
La muchedumbre vitorea la sensiblería y el espíritu de fineza.
La hipoteca de la paternidad de lo caduco y agostable.
Las delicias del infierno de las posturas extremas, fatuas y poco razonadas.
La inquieta seducción furtiva de los pozos de somero fondo.
La superficial felicidad de lo obsolescente.
Todo híspido.
Todo enmarañado.
Es lo que la chusma toca y fácilmente ve.

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