sábado, 23 de febrero de 2013

Traedme luz


Amapolas que en desinteresado atardecer cedéis a los guardianes belleza.
Férreos y columnarios cipreses que ancláis el cielo a la tierra.
Liberadnos de la esclavitud de la usura del tiempo.
Y permitidme correr tras el corazón precioso del que espera rendido.
Lampara misteriosa que dais misterio al soberano maestro del pensamiento.
Sed ráfaga amiga de devoto viento.
Traedme luz, aliento, vigor frente al fracaso y animo que hoy no estoy nada contento.

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