domingo, 23 de junio de 2013

La justicia de Dios, dura e implacable

No todo está en las manos del hombre.
No todo está a su alcance.
No todo lo tramita el mortal.
Más allá de la esfera de esta vida, donde están los perfectos.
Donde la luz lo baña todo, pero sin estridencias,
se rigen designios y se corrigen metas.
No te avergüences de rezar, aunque no lo creas eres escuchado.
Pero la infalibilidad del Todo Poderoso es inabarcable para nosotros, sus decisiones injustas, no lo son.
Es la justicia de Dios, dura e implacable.
Ayer lloré por que no fui escuchado.
Hoy no sonrío, pero entiendo que no atendieran mi suplica.
Mi Dios tienes contigo ya a otro ángel, quiérelo más de lo que lo he querido yo.

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