martes, 4 de junio de 2013

Nos diluimos

Luna en la noche menguante.
Una hoz afilada y cortante.
Rendido en el cálido sopor del lecho.
Hundido en la invasión sin techo.
Aculturado.
Colonización silenciosa.
Algarada de salmos y brillos exóticos que borra lo propio.
Nos diluimos como un terrón en un estanque.
Que quedará de nuestra laboriosa entelequia.
Rendidos en el silencio, en el paso lento.
Sin linajes, sin casas.
Ya todo lo hemos vendido, el oro , los palacios, los tesoros.
Y denostamos al más auténtico de los auténticos, denostamos a nuestro Dios.

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