lunes, 30 de diciembre de 2013

Huye al confín del orbe

Todavía estas a tiempo huye del atávico disfrazado de culto.
Huye del progre disfrazado de pijo.
Huye del pijo disfrazado de progre.
Huye del silente que se dignifica en no articular palabras, porque nada en la cabeza tiene.
Huye del lobo vestido de cordero.
Huye del loro que las frases de su amo repite.
Huye lejos, muy lejos del impostor y de su farsa para seducir a los necios.
Huye y no pares y llegarás donde estoy yo y los que como yo han huido, a los confines del orbe, a las esquinas del mundo, donde no somos ya nadie y por eso ya no se nos persigue.
Huye de todo aquel al que tu proyectes sombra.
Huye porque la soberbia del necio no soporta la torre de ricos sillares.
Huir es el sino del que tiene talante abierto, del que confraterniza sin tener en cuenta la casta.
Huir es el sino del que no aplaude baladronadas, del que no corteja al muerto de hambre que tras robar se sacia.
Huir es el estigma del inteligente, huir del fuego, del pirómano y de las incendiarias soflamas.


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