sábado, 21 de diciembre de 2013

Nada ya tengo

Qué más quieres de mí. 
Dijo ella con furia. 
No tengo ya nada que darte. 
Me confundí creyéndote y hoy pago cara la confusión. 
Al principio a nadie quise creer en sus advertencias y desoí el sensato consejo de los que mi bien querían.
Qué más quieres de mí. 
Repitió de nuevo, sintiendo que todo entorno a ella estaba vacío. 
Nada de lo que perseguías ya tengo, tú lo has dilapidado, como yo contigo he dilapidado mi amor.
El bordado ajuar de mi boda, las bellas habitaciones de la casa, la almazara y el pinar.
Ya nada tengo que a ti te valga, ya nada valgo por lo que tengo. 
Para ti ya no soy nada. 
Y en la caída he destrozado mi honra y ya no tengo por hipocresía ni el consuelo de mi casta.
Qué más quieres de mí, si no quieres ni el fruto de mis entrañas. 
Y es lo único que yo quiero y de dejar este mundo me salva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario