jueves, 13 de marzo de 2014

Morir es los pueblos hoy

Funesta procesión entre rayos de sol.
Entre trinos que nada hacen pues mueren sofocados en el clamor de campanas.
Corujas de último instante, corte de malas hijas y de raleas estridentes de aculturados vástagos.
Llantos remedados en el desmantelamiento de los nimios tesoros de un pobre hogar.
Filas de orugas procesionarias, toxicas, artificiales, faltas de estética y ética, de tacto y gloria.
Coronas baratas de urgencia, raquíticas de belleza, raquíticas en el sentir, raquíticas en el aprecio y la honra.
Bandas de lucimiento y de barrabasadas dictadas por la incultura y la poca vida social que hace de la muerte un chismoso festejo.

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