domingo, 20 de abril de 2014

Las ajadas camelias


Son alargadas las sombras de las torres de la ciudadela.
Tras los adarves ya nada se defiende.
Pesa amargo el reconocer nuestro sitio.
Consorte con suerte. 
Sin suerte y sin ser consorte.
No abre puertas siempre el fornicio.
No es tan rentable el sexo de oficio.
Hay tantos oficiales.
Hay tanto bello efebo ardiente.
Simultanear se cobra corceles.
El poder promete. 
Pero poder solo con poder se compromete.
Aburridos matrimonios de iguales.
Eriales de pasión.
Compañeros de camino a la más alta torre.
Parejas convenientes con las que no sacias el hambre.
Por eso existen las callejuelas.
Los barrios extramuros y  los arrabales.
Casas de zorras y bares de putos.
Llega lejos el eco de la fría y palaciega alcoba.
Llegan lejos los jadeos de sombra.
Llegan lejos las incumplidas promesas.
Llega lejos el llanto de las ajadas y abandonadas camelias. 

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