sábado, 26 de abril de 2014

Un río sin orillas

Perder a quien amamos es devastador.
Perder es una noche oscura.
Es un torrencial rió frío y sin orillas.
Agota nadar entre el llanto y la impotencia.
Agota nadar y nadar hasta el mar.
Puerto de aceptación donde está el descanso.

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