miércoles, 18 de junio de 2014

Bárbaros, asesinos, sadicos

El arte no es ni sadismo, ni circo.
El arte no es barbarie, ni tampoco justificar con la etiqueta de creatividad el trastorno de la crueldad.
No todo vale en la creación, crear no es destruir, aniquilar vida, reírse de otras vidas, escarnecer el dolor, hacer del dolor un espectáculo.
Artista no es el mamarracho que esparce sangre y vísceras por el suelo de una blanca e impoluta sala.
Ese no es artista, ese ser es un ser atormentado que enmascara sus tormentos con la sublime etiqueta de creador, que tapa su miseria con actos soeces y miserables.
Monstruos aplaudidos por ignorantes y ávidos de primeras filas y que con este barbaro circo a ellas quieren llegar. 
Si este engendro es élite, vomito sobre esa élite abominable de sucios de manos sucias, de cerdos de almas negras.
El arte es belleza, es paz, es crecimiento, es ejemplo de vida, no es truculenta carnicería, ni orgía de sangre para obtusos payasos que incapacitados para rodeados de belleza brillar, se rodean de asesinatos y horrores, de miseria y feismo.
Reyes del esperpento y de una troupe de mangantes, que no saben ya como tildarse y se dedican a aplaudir al nuevo emulo de Eróstrato. 

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