sábado, 18 de octubre de 2014

Los méritos siempre son compartidos

Menos ruido, porque no son tantas las nueces.
Y ni siquiera habéis plantado el nogal.
Es el síndrome de la titiritera primera fila. 
Creer que nadie se sienta por detrás.
Son las últimas filas las que sustentan a las primeras.
Las que hacen que exista la cúspide.
Cabeza que rige cuerpo pero desde la discreción y la bondad.
Sé que es mucho pedir a los que se les suben los mandatos a la cabeza.
Y piensan que no hay mundo ni delante, ni detrás.
No hay reina sin pueblo.
Pero hay pueblos que ni tienen, ni quieren reina.
Quien quiera entender que entienda.
Quien quiera enmendar que enmiende.
Este convite que presidís, no se ha pagado con vuestra hacienda. 
Porque como hacienda somos todos y todos sufragamos.
Todos debemos ser aplaudidos.
En tiempos de vacas flacas, hagamos de la flaqueza virtud.
Ningún ego gordo, para que no quede ningún ego muy flaco.


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