jueves, 13 de agosto de 2015

Cuando el corazón duerme entre espinas

Cuando el corazón duerme entre espinas.
Bullicio de reyes en sombras.
Es la casualidad una gran ofensora.
Lacónico adiós de cauteloso olvido.
Todo se desarraiga en las lluvias primeras.
Y corre por la ladera el limo negro.
Lodos que tiñen, entre hojas de vida breve, el agua risueña.
Sin florecer se marchitó la mano hermana.
Sin fruto se va a dormir el roble el largo invierno.
Se calcinaron los caracoles del acanto.
Se calcinaron en un abrazo eterno.
Coronas de zarzas negras para el príncipe de los cuervos.

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