viernes, 24 de marzo de 2017

Walter Cessna


Es el visionario, su peor enemigo, es su cordura una fiera voraz que pide incesantes sacrificios. Altar de las hecatombes que nunca está satisfecho. Artistas malditos que caminan al filo de la perdición, marcados con los colores violentos de la demencia, soñando con una inocencia y una puerilidad que se perdió muy pronto, que se disipó justo al nacer.
Qué árido es ser genio, es ser poeta, en este páramo de mediocres, de seres obtusos, que con sus miradas lascivas te hacen desfallecer. Nunca se es lo suficientemente fuerte para nadando contracorriente, vivir una corriente muy larga. Son los delicados y salvajes, los primeros en irse, en abandonar este escenario, que marchita belleza y agria el elevado espíritu de los trovadores.
Walter Cessna, se ha ido pero nos ha dejado su paraíso psicotrópico, de amores placebo, de efebos de tormenta, de rostros sin ahormar, que este mundo de conformismo y miasma diezmará. Él aún habita en sus paraísos rosas, de niños insolentes, de diablos rebeldes, de amores efímeros y sin paz. Ser inconformista es dormir poco, soñando mucho y eso siempre es desquiciantemente agotador.
Sin cautelas todo nos invade y rendidos por la noche oscura, sólo cabe volar.

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