martes, 4 de abril de 2017

Eutanasia activa no


Sólo morimos una vez, una vez sola dejamos de vivir.
Y ese transito lo deberíamos vivir con unos mínimos de conciencia.
Deberíamos vivirlo concienciados de que nos despedimos de nuestros afectos.
Conscientes de que decimos adiós al mundo terreno.
Serenos y atentos a ese cambio de estado.
Pero nuestro sistema de corrección nos narcotiza y nos duerme para que no suframos, cuando sufrir es estar vivos, sufrir es parte de la vida, morir como drástico cambio, es algo sufrido.
Los que estamos vivos, moriremos un día, más temprano que tarde y deberíamos sentir como se nos va la vida y como nuestro cuerpo que ha limitado nuestra existencia, que nos ha contenido, se vacía de nuestra alma y queda inerte, frío, sin vida.
Morir es una experiencia vital y como tal deberíamos vivirla, y aprendiendo de ella, aprendiendo que a la muerte no se la esconde, no se la relega a las salas del transito, a las inhóspitas habitaciones de los cuidados narcóticos y paliativos, porque vivir es morir y vivimos muriendo.

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