sábado, 9 de septiembre de 2017

PILAR BOYERO EN HOYOS. QUE NO DARIA YO......


Como en una Boîte, incluido el humo de zorrera, en el que definían abanicos azul cobalto, los rayos estroboscópicos de los efectos de luces de colores.
Sobre la fachada de la portada románica, la principal, flores; flores de manton de manila, flores de la dehesa extremeña, flores de jara, flores de estío. Un estío que fenece entre brisas que huelen a mosto y a vendimia y que contribuían a hacer más embriagante aun, la pasión de Divina Pilar.
Como en una Boîte apareció Gilda, apareció Divina Pilar. Con un vestido palabra de honor negro, con su turbadora raja lateral, que dejaba ver unos miembros inferiores, que volaban sobre altos tacones de vértigo, así nos dió Gilda, la primera bofetada de sublime sensualidad.
Pilar Boyero, no es sólo Diva por su voz de garra, ni por su aterciopelado y coherente discurso, didáctico hasta el extremo, pero grácil y envolvente como guante de raso que Gilda domina con innata sensualidad. Es Diva por un entente, de muy bien ensambladas partes, que la hacen grande y cercana, humana y divina, próxima y rutilante estrella. que con su estela nos agita y cimbrea, tocandonos donde sólo los grandes saben llegar, en el corazón.
Las Divas no se hacen, nacen. Y Pilar nacio asi, es cierto que no es lo mismo un diamante que un brillante, pero la materia prima ahí está, genetica de Salorino, el pueblo de sus mayores que ella lleva por bandera. Mujer hecha así misma con el tesón que da ser sabedora, de que es un pozo de talento.
Su voz campo brillante sobre un silencio sacro, sólo roto por los aplausos y los oles. Su voz campo a capela, sin micrófono, demostrandonos su fiereza y bravura, demostrandonos que solo las grandes, se desnudan y exponen de ese modo ante el toro del público, que Pilar recibe a portagayola.
La grande estuvo muy bien acompañada, se rodeó de lo más granado, de lo más grande, de Pedro Monty, de Diego Antúnez,  de Cristóbal Sánchez,  de Andrés Malpica y  de Tino Gonzalez. Quinteto que arropo e hizo lucir con más brío aún los rojos, rojos claveles que salieron de su divina boca. Nos abrasó y nos abrazó su voz de verdad, su voz de señora, con su valentía racial.
Fue una noche mágica, fue un día vivo, entre las piedras de Hoyos que hablan de historia y el torrente vivo de copla, que es poesía que nace del corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario