domingo, 18 de marzo de 2018

La fabula de "Martingala, el gusano rastrero y arrastrado"


Los gusanos, tras la metamorfosis devienen mariposas, pero erase que se era, una ingenua mariposa, que al salir de la crisálida, le hicieron creer que era una fiera, era una poderosa pantera, grácil, felina, astuta, elegante, le hicieron creer lo que en realidad no lo era.
Martingala, era sólo era, una marioneta, una mariposa, manejada por la malicia del oscuro, del turbio brujo del mezquino interés, del soberbio hijo de Belcebú y la Peste.
Pobre marioneta presa de los hilos que la mueven y manejan, de la tela de araña que la confunde y amarra. Pantera rosa, princesa de las mandangas, incauta pelusa, que presta baila los sones que le dicta el baladrón, el cainita príncipe de la envidia, el atormentado desclasado, que odia la superioridad que le negó natura y destila celos que le enturbian la risa, que le emponzoñan el alma, si tiene alma, porque Barrabas no tiene alma, sólo tiene pestilente azufre, que le hincha e inflama con la cólera del malnacido que es.
Mariposa, presa de las patrañas, de la liada urdimbre de zarzas que te encarcela, vendida por unas migajas, que te hacer creer que eres reina de una selva, que no controlas y que te supera.
Martingala está embarbascada por las aguas del poder, por el barullo de hilos que la mueven, por los nudos, que como cepos la torturan, con la calentura de un star, que le negó natura.
Martingala, es un gusano alado, una pupa de colores, una colorida fantasia.
Martingala, es su propio enemigo, es un guante que todo lo aguanta, un guante que no manda, es un mandado, un guante enguantado, es una pluma ligera y atontada, es una pavesa poco leída y nada versada, es una estúpida comadreja enharinada.
Martingala es ventosidad, que vaporosa apesta la encopetada sala, en la que firma los papeles que le condenan.
Soñamos con ser lo que no somos, y creemos a quien aviva con intereses de mercader, el sueño que anhelamos.
Triste sino, el del que propaga que manda y es un mandado, el del que dice que vuela y es un ser rastrero y arrastrado.
La moraleja que se extrae de estas palabras, es que más vale ser Rey de tu triste parcela, que parcelero de la regia patraña.


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