jueves, 20 de septiembre de 2012

No me permitiré tu olvido

No me rendiré en los paramos lechosos de los carámbanos. Sera en la cumbre de las nieves álgidas y perpetuas, en la asfixiante altitud. Me pondré fin en celebérrima entrega, rozando con mis manos los pies de los ángeles, y heridos mis pies por los punzantes cristales de agua, todo se devanara en un inmaculado y ausente borbotón. Y en el último parpadeo, preludio de la congelación, me envolveré en el naranja de los castaños de septiembre, en el verde blancuzco del puerro, en el oscuro carmín arándano de tu final e imaginado beso. Solo en la más alta cumbre, gélida como tu partida, principio y fin de la desolación, renunciaré a la cura, porque sabes que no permitiré que en mi habite tu olvido.




miércoles, 19 de septiembre de 2012

Torre de vicio

Entre las adelfas y los cenicientos pinsapos. Por el camino de zahorra descarnada.
Sintiendo las aristas en mis plantas.
Bajo la luna menguante.
Buscando a tientas la satisfacción urgente. 
He dejado el tranquilo hogar, donde me espera la cena caliente.
Y deambulo, en el jardín oscuro y sin norte.
Con la brújula pulsión en la mente.
Nada me redime, nada me sacia.
Es todo vaciedad y urgente coito.
Desconocidos sin rostro y esclavos de la misma erguida torre de vicio.


martes, 18 de septiembre de 2012

Las alabardas



En el remostoso enjambre de palabras, que se agolpan en mi mente por querer salir, pierdo la batalla del control, el tino y la jerarquía. Mi exquisita educación, labrada con el arado de la sangre, ha perdido, es imposible filtrar para en el convenientemente ser, no hay fingimiento ante tanto caudal, que desbocado derriba cualquier dique que yo interponga. Mide en este parámetro mi brutalidad, y entenderás. Todo lo que digo es verdad. Nada me aturde, nada me nubla, solo el daño de mis palabras sutilmente me espanta. Pero como quien yo quiere curtirse, que aguante el chaparrón de las certeras alabardas.




Nada borra el daño

He retirado la alianza de mi anular. Elidiendo el daño que me has causado en el relato de la vida que he compartido contigo, has desaparecido, salvo por el detalle de la gran herida que hoy tengo en el pecho. Es duro pero no puedo borrar tu daño.

El agónico fácil

Desordenaré la lluvia para que lave la miseria. 
De este enredado mundo. 
De este planeta agónico de egoísmos.
De prioridades lastrantes, frustrantes.
Generadoras de desdichas. 
Es tan fácil y lo hacemos tan difícil.



Contigo me curaré

Tropezando en los baches del torturado empedrado, buscaré al héroe. 
Mis imponentes zancadas, bajo el agrio canto del zorzal, rastrearán las pruebas. 
Seré sagaz, nada temo pero todo a mi paso se esconde. 
En el laberinto de sofismas, don de la falsaria razón luce como falsa porcelana en la pretenciosa anaquelería. Desvelaré el enredo del bosque de oleastros.
Y la mentira que fermenta bajo el masear la destaparé. 
Insudaré lo que no ha sido aun escrito. 
Pero la zalagarda será desmontada. 
Y a base de socrocios yo te curaré.




No soy un "spam"

Que fácilmente caemos en los malos modales en el mundo virtual; que fácilmente denostamos sin ninguna información al otro en un alarde de pedantería virtual, desestimando por un excéntrico desinterés, muchísimas y exquisitas frutas que están a nuestro alcance y no están verdes...............
 Que aires nos damos parapetados tras nuestras pantallas, en un fuego de artificio de otros, en unos aplausos a otros, compartiendo sin tino a la caza del vulgar "me gusta". 
Todo esto viene a lo fácil que resulta que la calidad y lo auténtico se nos escape de las manos arrancado por ultracorrección entre la cizaña que llamamos "spam".




Los daños gratuitos

En la urdimbre espinosa de palabras hirientes martirizaré el ingenio retorciendo tus frases.