jueves, 7 de noviembre de 2013

Crimen de oficio

Con cuatro reales se compran matones.
Y con las manos limpias, y sin sacudirse el polvo se camina ya sin necios, con la cabeza alta.
Crimen de oficio.
Oficio de crimen.
Volaré por amor.
Mataré por amor.
El hombre decide sus necesidades.
El hombre decide dejar de necesitar.

A candelieri

Rocalla y grutescos a candelieri.
Pompas de jabón.
Toros blancos que propinan rojas cornadas.
La estética del atardecer.
Solo minaré la clave del arco.
Asegurando el desplome tras el magnicidio.
El rojo rubí de la sangre del estigma de mi frente.
Señal inequívoca de mi destino injusto.

Tras la efervescencia

Se pierden los segundos, se pierden los primeros.
En la caricia de la mano ensortijada.
Linaje extinto, sangre bizarra.
En la oscuridad todos los besos son buenos.
Eco de perdidas de desfiladeros por donde riscáis consumidos amores.
Tras la efervescencia la rutina.
Golpes de cabeza para matarme y parar mi delirio.

martes, 5 de noviembre de 2013

San Sebastian

San Sebastian espera impaciente nuevos convidados.
Se esconde el sol hoy también.
Y la acuosa ternura empapa de lagrimas el aire de sierra.
Brillan mojadas las flores de plastico, mordidas por la luz del seco verano.
Ni siquiera son eternos los colores chillones.
Y yo me repito no me gusta pasearte, porque me duele pisarte.

Rebozo de grasa

Brilláis en el rebozo de grasa, pero solo sois puercas asesinas de puercos, cainitas y caníbales.
Es triste ver que hay quien vuestra amistad persigue, buscando compartir y disfrutar de vuestra corrobla y frite.
Quien con vosotras comparte mesa o gamella por igual vuestro le tengo.
Delito es buscar vuestra camaradería y vuestro circo de criticas, a los otros, a los que con vosotras no se sientan y grasa con vosotras no comparten.
Es molesto ver que con la ausencia uno provoca más ofensa, que con el verduleo de enzarzarse en las broncas de vuestras miserias.



El gran burdel

Hoy todo es grande.
Hoy todo se arremolina, se amontona.
Suma de nucientes, suma de intereses.
La casa grande, el gran burdel.
Amigos de lo ajeno y del grito de guerra.
Intercambiadores de cromos.
Generales de la gran hecatombe, de la gran masacre, de la gran guerra.
Ruido de bajos oficios de ansiosos oficiales.
Ríos sin caudal, pero muy revueltos.
No es la escorrentía lo que en ellos temo, sino lo infecto de la suma de todos sus turbios caudales.
Fulanas que hieden a  bajeza a pesar de los enjuagues.
Unas con sangre en las manos y otras con crímenes en los cajones.

Mamarrachas pintonas

Mamarrachas pintonas de morapio y frite.
A que santo me encomendaré para sortear ileso vuestras bodoqueras moles.
Habéis ahogado la decencia con vuestro estrangulador tufo.
Sapos ebrios de maldad, sebo borracho.
Me escarnia el parásito con los tentáculos de su parentela.
Temo lo fácil que procrea y coloniza el virgen valle la zafia especie invasora.

En zigzag

Marchare en zigzag sorteando obstáculos.
Valle de nubes violetas y anaranjados castaños.
Impregna la niebla la santa de ojos verdes.
Jadeos de ansia por vengar el acto del vil.
Otearé el lejano y futuro horizonte.
Recordando que ya he dejado a tras el brillo de la grasa. 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Per sécula

Un día me reuniré con los niños buenos.
Tras los tramos de dolor que me propinan los canallas.
Me estrangula el malvado mientras rezo en discreto silencio.
El no tiene Dios.
El no soporta la claridad de mi Dios.
Fiesta de luces para tu regreso.
Vence en este mundo el maligno, consciente de su efímera victoria.
Tu nunca tendrás un ejercito eterno.
El ejercito de los justos.
Tesoros para la posteridad.
Condenas per sécula.
Rendidor de cuerpos y ciudades terrenas.

Demasiado simplismo

Si no matas no comes.
Es al ley de las cadenas tróficas.
Engullir o ser engullido.
Demasiado simplismo para nuestra aparatosa civilización.

Mis reyes

Mis reyes son perros.
Mis perros son reyes.
Corte de ladridos.
Celestial aullar de lamedores amigos.

Ingenuos ejércitos de bellacos

Plastilina en manos de sádicos.
Convierte el cruel, falso cordero, mi esforzada infancia en estadio inútil.
Hacéis de los cándidos, ingenuos ejércitos de bellacos.
Lucho contra mi hermano, que aborrece hoy tras tus soflamas, la leche que mamó.

Estragador

Nunca volverá la rosa que aquel iniciatico día tu amante te regalo.
Jamas vuelven las mariposas tras la primavera.
Nada vuelve cuando el cruel tiempo decide que se ha ido.
Estragadoras filigranas de caricias de virgen amante.
Sol enorme de la infancia.
Olor a manzanas rojas en el desván.
Vivo acomodando perdidas y pierdo la vida enterrando fallecidas rosas.

Huida en espiral

Me miro las manos y solo veo tus ojos.
Me repito en los ojos verdes.
Verde musgo de abandono.
Miro las miradas de mis manos y veo el pozo de mis lagrimas.
Pinto para huir y de lo que pinto huyo.

Frío de cera

Corona la maleza la alta tapia.
La tapia que cierra el abandono.
Puerto del último viaje.
Despedido entre lagrimas y rosas.
Coronas de promesas de no olvido.
Pero al final todo se olvida.
Jardín de ausencias y zarrios y frases que nunca sonaron en vida.
Lavo mi conciencia en la urgente visita.
En la forzada lagrima.
Comedia compartida.
Solo unos pocos sienten lo que se ha dejado de sentir.
El latido de amor perdido.
La lisura de unos labios tórridos. 
El brillo del propio reflejo en los ojos de cielo del ser querido.
Extrañas promesas de teatro para nunca, nunca cumplir.
Jardín de ausente y de frió de cera.