martes, 17 de diciembre de 2013

Eternos infantes

Hay algunos que tienen la suerte de ser siempre niños.
Siempre son cándidos y crédulos.
Siempre con la ilusión de la primera vez.
Niños grandes que abrazan y besan a sus muñecas.
Si la felicidad decidiera las mutaciones que conforman la evolución de la humanidad.
Nos regirían los eternos infantes.

Olvido

El bello tesoro que es el olvido.
Se van espaciando los días.
Se termina yendo una sola vez al año.
Y la última muerte trunca caricias.
Ya tiene la lluvia la puerta abierta.
Se ajan las primeras flores.
Se rompe el jarrón.
Y ya no hay del rico paño ni jirones.
Olvida el mundo que has existido.
Y de ti ni existen en el mármol esos dos renglones.

Lo abundante

Sí lo que abunda no es lo bueno.
Porque nos obcecamos en exculparnos en la generalización. 
Es más fácil ser tentado que resistir la tentación.
Los ladrones son igual de ladrones aunque sean un montón.

Hermética soledad

Esparzo frases al aire como naufrago que da gritos.
Sabedor de que nadie en esta hermética soledad me va ha encontrar.

Ciegos

Si hay peor ciego que el que no quiere ver
El que inocula la ceguera en otros.

La certeza


Es la vida un perder el tiempo en entrar en estancias que no nos aportan nada.
Es lo fastidioso del tropiezo, el tiempo perdido en hacerlo.
Vida de caídas y de puestas en pie para volver a caer.
Esa es la formación, el conjunto de muletas que tras la caída nos permiten volver a caminar.
Cansa un poco tanto traspié y tan poco acierto.
Y tener la certeza de que moriremos caídos del último caballo, del último galope, de la última batalla, la de querer vivir.

El dilema

El dilema está en perfeccionar o en ocultar la imperfección.
Por obra y gracia del bisturí, hoy hay mucho perfecto.
El juego de la ocultación es más complicado y requiere un esfuerzo diario.
Es revelador con que facilidad nos convertimos en producto y nos vendemos, sujetándonos a normas de etiquetado, estuchado y contenido.
Es la paradoja de la evolución cuanto más elevado es todo, más exigencias de contenido y forma.
Cada vez somos menos naturales y auténticos.
Protocolos que demandan victimas.
Humanos que pasan por el aro de la puntual y efímera tendencia.
No os dais cuenta que la mayoría aplaude los comportamientos mayoritarios.
Independientemente de cuales sean esos comportamientos.
Y que los cambios son siempre promovidos en unos alambicados procesos por una minoría influyente.
No veis que tras los cataclismos que todo lo trastocan hay muchos seguidores sobrevenidos.
Jaleadores de ayer, jaleadores de hoy.
Que no te martirice la tendencia porque es efímera.

A la vuelta de la esquina esta la eternidad

Ni la cumbre, ni el presente se eternizan.
La caída suele ser puntual a su cita.
Y de forma malvada se suele hacer acompañar de la ventisca.
Solo es eterna la eternidad.
Y está a la vuelta de la esquina.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Relatos de plomo


Cantaré los relatos de plomo.
Como asesinasteis a los buenos.
A los valientes que se giraron y os dieron la espalda.
Nada se olvidará sí los decentes lo dejamos por escrito.

Idiomas de necios

Idiomas que nadie habla bien, y que solo sirven para enquistar, y para de forma ininteligible insultar a la razón.
Necios que os amparáis en el balbuceo, ¿dónde creéis que vais.?
No se debe salvar de la quema lo que para nada bueno sirve..............

Incendios

Creo tanto en los incendios que a veces tengo ganas de provocarlos.
Si por algo no pasan los años no creo en ello.
Es el tiempo el que recoloca las cosas.
Tras los incendios unos suben a los altares.
Y otros son cenizas que bajan a los infiernos.

La rutina

La rutina nos hace invisibles.
Los cambios nos visibilizan.
Cambiamos para adaptarnos a la orografía del deseo.
O para que nos deseen por nuestra nueva orografía.

El arroyuelo

Como confiar en el que tiene un pulso débil y tembloroso.
Es un fin de era que necesita mano dura.
Es un laberinto de órdenes y contraórdenes.
Nada arrastra y lava un arroyuelo.

¿Todo se cura?

Todas las heridas se curan.
Pero los miembros amputados no crecen.

La vergüenza


Nos avergüenzan las necesidades.
Pero sí no las hacemos visibles.
No las podremos nunca solucionar.