lunes, 14 de abril de 2014

Creo en ti

La humanidad no aprende en una vida y solo vivimos una.
Pero siempre el tesón consigue pequeños cambios.
Creo en dar la vida, creo en honrar a quien la da.
Creo en los buenos que palían el daño que hacen los malos.
Que el dolor con caricias se cura.
Creo que la generosidad no da a basto arreglando tanto latrocinio.
Creo que entre nosotros hay ángeles que quieren al mundo por encima de lo que valen sus vidas.
Creo en ti que al leer mis palabras te quieres hacer activista.

Pupa voraz

Las guerras no se inician en una fecha.
Las guerras se van incubando.
Crecen e infectan hasta que un día eclosionan.
Virulentas, incendiarias, atroces.
Nacen en el momento en el que una parte a otra somete.
Someter y amordazar en la crecida ola que es la euforia.
El gran incendio siempre tiene su origen en una pavesa.
No es lo que pudo haber sido y no fue, es lo que fue.
Una etapa atroz, una gestación que alimento al monstruo con la sangre del hermano.
Una cainita etapa larvaria, pupa voraz que llago al igual.
Una guerra no es una fecha, una guerra es la barbarie, el totalitarismo y la imposición.
En una contienda combaten bandos, el sometido y el sometedor.
Que a veces no coinciden con el vencido y el vencedor.

Las cegadas ventanas

Se doblega el animo como tallo de azotada rosa.
Azotada por ventiscas de primavera.
Azotada por hirientes granizos.
La adversidad doblega belleza.
En los caminos adversos se pierden los ángeles.
Se pierden sin socorro en las cegadas ventanas.
En las calles del ventarrón de los chismes.

Veneno en taza de plata

Como hiede el engaño.
Como apesta la puñalada trapera.
La traición bañada de besos.
El almibarado veneno en taza de plata.
Huele a muerto.
Huele a entierro.
Huele a la tierra abierta.
A la tierra de nuestra recién cavada tumba.

La estela de los enemigos

Son los enemigos la estela de un cometa llamado talento.
No se debe despuntar en el aprisco de iguales.
Solo el miserable no es criticado por nadie.
Soy un mendigo que habita en las estrellas.
Soy un hambriento de caricias, de frases de animo.
Es el enemigo hijo de los celos y la envidia.
Hijo caprichoso que destroza por placer rosaledas.
Que pisotea los colores y las palabras que llueven del cielo.
Si yo fuera necio, que acompañado estaría.
Si yo fuera igual, que de iguales sentiría.

La lozanía de la corona de laurel

Reflejos de disipada lozanía.
Se entrega la rosa de la frescura con la ignorancia del principiante.
Con la candidez de quien no ha caminado.
Con la ceguera del que no sabe nada de toxicidades.
Se esfuma el frescor en el cuerpo primero.
Aromas que se funden y enturbian los colores del alba.
Los colores del iniciado día.
Se ajan los delicados pétalos.
Solo se es pagina en blanco una vez.
Solo se está bruñido un instante.
Dura un segundo la estancia en la cima.
Vive solo unas horas la lozanía de la corona de laurel.

Tierra quemada

Tierra quemada dejaré a mis espaldas.
Para impedirme volver.
Cerraré mi retorno con atroces delitos.
Me cerraré al amor.
Y abriré el odio.
Abriré la puerta al insulto.
A la palabra soez.
A la huida perenne.
Al elegido desamparo.
Al horizonte de cenizas.
A los pies cargados de barro.
A los sueños rotos.
A las esperanzas heridas.
A las alambradas de espino.
No volveré y lo sé, porque mi corazón ya se ha ido.

Valles de senectud

Se cierran los ciclos sin pedirnos ningún permiso.
Se cierran con el clarificador balance de lo estanco e inamovible.
Con el ansia de vació en las nuevas estancias.
Con el torturador despertar entre sabanas de espuma de mar.
Sobre un lecho de erizos y el frió oleaje de enorme océano.
Todo se cierra, capturando en la capsula del olvido inocencia.
Abriendo valles de senectud.
Cañones de áspera piel e hirsutas canas.

Montes de cenizas

Que sabor tan amargo tienen los disgustos.
Lagrimas no lloradas que empantanan el alma débil.
Letanía para conjurar fuerzas.
Quien tuviera la valentía de vivir siempre de noche.
Lejos de la vergüenza ajena.
Lejos de las trampas del amor.
De las trampas de la sangre.
Fuera de la nave de las duelos.
Alejado de los santos de color rosa chicle.
A obscuras donde no me ve y no me manosea la vejez recelosa.
Lejos de los bosques de lanzas.
Lejos de la notoriedad y las primeras filas.
Fuera de mi para no reconocerme ni en los espejos.
En el desmantelado coro de baldosas de barro que tiemblan.
Allí recé por última vez al Dios iracundo.
En el abigarrado ornato de los estípites y las columnas helicoidales.
Recé para perderme y no volverme a encontrar.
Para diluirme en los tronchados copetes.
En las montañas de cenizas.
Cementerio de los árboles pasto del fuego.

domingo, 13 de abril de 2014

Entre ramos

El hombre sin espiritualidad no es hombre, es un animal.
Animal airado que hoy te alaba y mañana te odia.
Entre palmas entro la luz en la obscura ciudadela.
Y a empellones salio de ella.
Cambios de estado de los cantaros rotos.
De masa que se apacigua o enfervorece con la pirotecnia del oportunista.

sábado, 12 de abril de 2014

Un manoseado paladar

Con fusca en los ojos va por la vida el intolerante.
Viendo en su perenne niebla solo un paso.
Pasos mal dados dando tumbos.
Su mundo es sesgado.
Chicle de mil salivas sin nada de dulzor.
Esa es su referencia de buen gusto.
Un manoseado paladar.
Una bulla de polvo.
Un caminar a tientas.
Denostando lo ignoto.


Los renglones de Dios

Todo lo que natura crea, en el mundo encaja.
Valle de productos y subproductos.
De chachas ilustradas, de señoras iletradas.
El imponente ave lira y la miserable garrapata.
Nichos para los santos, nichos para los muertos.
Todo lo turgente y sano a más tardar arribará a podrido.
Porque escondemos designios, porque tapamos el sino.
Ay de los que a Dios enmendáis la plana.
Ay de los que hablando en nombre de Dios. 
Denostáis a los adonis  de bello sexo.
Denostáis a las fornidas amazonas.
A los amores de jungla, rápidos y entre iguales.
Ser dignatario, no es tener dignidad.
No hay mejor testamento que el testamento vivo.
El testamento del creado a semejanza.
Iguales al Dios múltiple y trino.
Iguales en derechos, legitimidad y virtudes.
Templos vivos del Espíritu Santo.
Dios no yerra aunque los necios piensen que crea torcido.


Las manos

Que diferentes son las manos.
Que diferentes sus destrezas.
Que diferente su suavidad o aspereza.
Comparo los corazones.
Comparo los indices.
Comparo los compromisos de los anulares.
Comparo los imprescindibles pulgares.
Y comparo la falsa clase de algunos meñiques.
Comparo y es evidente que no todo me rinde.
Y es evidente el discurso de sus renglones.
Vivo de mano en mano.
Comparando manos.
Añorando perdidas manos.
Soñando con la fuerza esforzada.
Con la gracia y el ademán de la mano de ahora.
Con la mano que me salva.
Con la mano que me ahoga.
Con la mano que todo lo da.
Con las manos de sombra que roban.
Manos para amarte.
Manos para temerte.
¿Para qué sirven tus manos?
Manos que no hablan.
Porque solo con hechos cuentan.
En tus manos encomiendo mi espíritu.
Nada yo dejaría en tus manos.
Manos que laten como el corazón.
Manos que sanan heridas.
Manos que se hieren así mismas de tanto servir.
Manos curtidas en la entrega.
Curtidas en el cavar la tierra de todos que no trabaja nadie.
Curtidas en el sostener patrias.
En el sostener ingratos.
Curtidas por el agua fría de los ríos de lagrimas.
Si yo perdiera tus manos, de mi que sería.
Si mis manos perdieran tu aliento yo ya no viviría.
Beso las manos de los enemigos.
Y los amigos besan mis manos.
Hacer o deshacer está en tus manos.
Ayudar a vivir.
Ayudar a morir.
También a ellas les toca.
De mi mano a tu boca.
De tu boca a mi mano.
La boca crea palabras.
La mano cincela sillares.


viernes, 11 de abril de 2014

Reino de nubes

Pancartas para difundir el confort del pozo.
Cacareos de desesperanza.
Se esparce cizaña sobre el sol.
Nublados para perpetuar miserias.
Para que el desequilibrio rece como centro de fiel.
Arena arrojada a los ojos de los que ven más allá.
Sin sombra, la sombra es la ley.
Reino de nubes.
Reino de cavernas.
Reino sin referencias.

Camina por donde quieras y deja en paz mi camino

Vírgenes de candelero desnudas sin manto.
Mostrando la sencillez que el humano envuelve con riqueza.
Testas de cielo aun sin llevar corona.
En libertad he elegido vestir santos.
Es mi fe una elección.
Es mi renuncia un camino.
No mires lo que para tu criterio pierdo.
Mírame y veras todo lo que gano y tengo.
Es la comparación un acto de odio. 
Sigue tu senda sin fe.
No te distraigas de tu dicha conmigo.
Camina por donde quieras y deja en paz mi camino.