Por siempre
En el fuego, que se extingue, se calienta, la última infancia.
Al fondo, por la gran oquedad de la herida bella ruina, se vislumbra el crepuscular fin.
El nuevo Dios, henchido de desafectos y aborrecido como estrategia sublime de devoción, se lame la escamosa piel.
El nuevo y costoso arquetipo, ya está en pie.
Ven y lo entenderás todo esto.
No es el fin, sino el principio irreverente de la nueva era.
Las bocas desdentadas de los nuevos mártires, ya lo están proclamando.
El bondadoso Dios ha muerto, sea por siempre loado el anticristo.
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