El bien y el mal son dos caras de una misma moneda.
Tan próximos y tan antagónicos.
El ángel caído, y el ángel que sigue en pie y donde en origen siempre estuvo.
El fascinante cosmos de las representaciones del mal, de los seres tentadores y atormentadores de nuestras pesadillas.
El mal existe en la belleza de la pulsión incontrolada y en los pecados capitales, en las babas de Lucifer y toda su corte, en la dañina existencia de los que dedican su vida a hacer daño.
Universo universal e intercultural de fuerzas del mal, de diablos, demonios, de incubos y sucubos.
Atractivos e inquietantes ángeles republicanos que se sublevan contra el magnánimo y creador Dios
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