Peca con el pensamiento, el periquito farfullero que nunca aprendió modales.
Lejos de vuestras zarpas pero aun así recibiendo zarpazos.
Nadie está solo por su voluntad, son los hirientes vericuetos de la vida los que provocan el extrañamiento hacia los próximos y la elección de la estanqueidad frente a los falaces afectos.
Y en esa atalaya de distancia y distante sentir la corriente insustancialidad de la foca que soñaba con ser vedette.
Horripila la vulnerabilidad ante los sarnosos y primitivos virus, como lo pequeño, básico, insignificante y poco evolucionado a lo grande mina y socava, y de la tropa de zainos arranca vítores y sonoras alharacas.
Aplaudo tu títere paleta fea y flaca.
Y baremo tu curtido pelitage salando los jamones de las piaras de Satán.
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