No hay nada inquebrantable.
Solo el rencor tiene complicado quebranto, y en su larga vida ocasiona una estela de mil colaterales quebrantos.
Desola el odio en un abrir y cerrar de ojos lo que con paciencia construyo el amor.
Atmósfera asfixiante donde no crece el disfrute, selva oscura, urdimbre de daños.
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