Rendido en mi pusilánime confianza.
Me retiraré a la cumbre.
Y me ampararé en mis conocimientos de la orografía.
Serán los cerros mi salvación.
En la guerra de guerrillas te rendiré.
Danzáis festejando vuestros logros torturadores.
Almas hoscas.
Furcias que con matracas recorréis el llano.
Mastuerzas majaderas.
Predicadoras de calumnias.
Domadoras de hambrientos en el secarral de la envidia.
Adriestráis la tropa ávida de venganza.
Rechinan mis dientes en las largas noches temiendo vuestro asalto.
Aunque se que no llegará.
Vuestra orondez os impide trepar.
Mi sonrisa es de acero ante el bruxismo de pánico.
Envilecéis a los ángeles que pueblan el llano.
Mas, no os temo.
Desde mi atalaya proclamaré vuestros secretos para poder sobrevivir.
Sobre el facistol de mi cumbre esta la larga lista.
Temedla por que no hay luz más potente que la luz de la verdad.
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