Seré el apóstol de la relatividad.
Gritare desde tu alta torre el conveniente discurso.
Pregón donde elevaré a los altares a la nada.
La absoluta nada.
Hueca, rotunda, campanuda.
La vestiré con los vestidos del todo.
La enjoyaré con las alhajas de lo profundo.
La visibilizaré con las potencias del Paráclito.
¿Quien sabrá que de tras de tanto todo, no hay nada.?
Los elegidos de nuestro culto, los fariseos sacerdotes, los que mecen los hilos de la patraña, tu y yo seremos los únicos que lo sabrán.
Sin sombra de autocritica, sin sombra por que la nada nada sombrea y nada estorba.
Bella entelequia ornada a rabiar.
Teatralidad de teatralidades, en nuestro circo de adoradores, todo es teatralidad.
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