Esta agriado mi paladar tras masticar tantas calamidades.
En el más próximo esta la clave de mis reiterados tropiezos.
En la catadura moral, del que ante el que pide socorro cierra la puerta.
Denegadores de auxilio.
Inoculadores de venenos.
Almas podridas que todo lo infectáis.
Que fácil es trasmitir defectos.
Que difícil inculcar valores.
Aguas corrompidas que agitáis el rencor social.
Mejor estar muerto que condenado a esta eterna agonía de sentir tanta envidia, celos y cólera desbocada.
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