Empapado de tus valores, tendré el valor.
Valentía sin tiempo apenas para pensar.
Portaré la bandera de la victoria.
La haré ondear en el valle, para que la vean las montañas.
Crestas que arañáis el cielo decidle a Dios que que su estandarte encabeza la batalla.
Con demasiado juicio, pero nada juicioso.
Almas llenas de cacarañas temblad.
No esta hecha mi mano solo para la caricia y el consuelo del pobre, sino para empuñar e defender para el el sustento de su cuerpo.
Infectas pústulas de usura el agua bendita os hará desaparecer.
Oculto entre harapos se intenta escabullir el bribón.
No es tu escondite y disfraz seguro y duradero, tarde o temprano te delataras.
En los caballos de plata cabalga tu gloria.
Es férrea su fe para atravesar el pedregal.
Las caídas enderezan los caminos torcidos.
El fuego de mi amor por ti arrasará las empalizadas.
Nada frenará la iniciada renovación.
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