De frente.
Dando un paso al frente.
Haciéndome visible en el pelotón.
Cada mañana, cara al sol rezaré.
No tengo miedo al miedo.
Nada me atenaza.
En los himnos encuentro la fuerza para calmar mi corazón.
Silencia alma mía el clamor de desorden.
Que en el silencio interior de mi orden, defenderé la plaza.
Sin contestar, sin ofender, sin mostrar fatiga, ni duda.
Así me verán desde lejos, en el atronador silencio.
Hasta en la estrepitosa derrota esta mi victoria.
Se derrotan los cuerpos, es invencible el alma y tras la fina lluvia mis cenizas darán fruto, fruto eterno.
Mi sangre alimento de futuro, ya ha vencido.
Vuelve jinete de gloria a campear en el sol de la plaza.
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