Son tantos los que caminan sin retrovisor.
Son tantos los que aturdidos creen al oportunista copiloto que les relata el inventado ayer.
Son tantos los que se abandonan a la desinstrucción.
Son tantos los que delegan pensar por si mismos.
Iletrados de la velocidad que atropelláis la imborrable historia.
Necios que a manos de volantes de autos locos no sabéis donde vais y lo único que hacéis es dar vueltas ciegas en el aprisco.
No os creáis libre porque no sois libres.
No hay peor esclavo, que el esclavo de sus lagunas.
Ciegos de soberbia.
Ciegos en la vileza de denostar al igual.
Al igual que ve y quiere ver y no se deja alienar.
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