Escribientes de esquelas, zalameras y de trufa ansiosa.
Desparpajo de insolentes.
Benévolas transcriptoras de sentencias de asesinos.
¿Con que os pagan, que os lleváis.?
Curiosa franqueza, de la que presume el vendido.
Uno no elige a sus admiradores, pero si colisiona conscientemente con sus detractores.
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