Pálpitos de apostadores.
Apóstoles de la relatividad.
Abnegados visionarios de mordiente sol estival.
Siempre he reprimido la contestación al insulto.
Rinde el no plantar batalla.
Es tan pingüe la blandura de huir con el rabo entre las patas.
Insolentes mis ojos en este rebullir.
Es renegador este resentido rencor.
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