Siento una pasión soberbia.
Aunque solo por cautela.
Me lamo a solas las heridas del día.
Por cautela solo, muy solo y sin pagar aranceles.
Aranceles de cárcel de amor.
Peajes por la tropelía de la traición.
Soy pasión, pasión a solas.
Sollozos y gozos a solas.
Más nada pierdo, más todo encuentro.
Sin limarones, sanguijuelas y mucilagos.
Solo, a solas, conmigo y con mis ángeles.
Y con el elenco de mis santos.
Esos a los que pocos o nadie reza, los de segunda fila en las iglesias, los de los coros y los bajo teja.
Los que cagan las palomas y muerde el polvo del olvido.
Ante ellos me desnudo, y en su desoficio confío.
Pasión soberbia por lo que hago, por como vivo, por el leitmotiv de mi aparentemente vida sin sentido.
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