Y la plaga de heredipetas diezma y ultraja tesoros.
Y la plaga de prevaricadores vicia aun más la ya viciada justicia.
Anuncia el cataclismo el fin de los días.
Las adulteras en procesión sacarán a la Virgen del Sagrario, sin haber limpiado aun las miasmas de sus hipervisitadas grutas.
Tufo de malhechoras que ni siquiera tapa el incienso que con dotes de mayorette esparce por el aire la sarasa.
Como no temer el caos de esta postrimera guerra.
Las señales de colapso preceden a la proximidad.
Hordas de sapos parteros invadirán el asfalto tras la hemorragia celestial del rojo granizo.
E indolente la electa con su varita de plástico presidirá el cortejo que pretende decapitar a los últimos ángeles.
Perrunillas y magdalenas se repartirán en las plaza, regadas con peleón vino para celebrar la victoria de zafio.
Ya sin puerto, ya sin nao, ya sin puentes me rendiré a la roja marea de segadores de belleza.
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