Rezo por el día bendito.
Tras la penosa peregrinación.
Camino angosto de privaciones.
Privado de mis ángeles.
De sus sonoras caricias.
Música que me han arrebatado.
Música que me han sustituido por la martirizante berrea de las vulgares zafias.
Sin ningún trato con el enemigo.
Enquistado en la fronda.
Agriado, debilitado, enfermo de soledad.
Me zarandea la extraña razón.
Me zarandea en el precipicio de la sin razón.
En este envilecimiento general.
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