No somos culpables de haber sembrado cizaña, pero si de no haberla segado en su momento.
No rinde su pequeño número, rinde su gran ruido.
Es el terror un derrotero fácil.
Pero luctuoso y enquistable.
Hoy corre mi sangre por las calles, mañana sera la tuya o la de tus hijos.
Los desaguisados de hoy serán heredados.
Tumultos para acobardar, acosos para paralizar, bocados de ira para desangrar.
El hoy es tuyo, pero cuando me sane te disputare con uñas y dientes el mañana.
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