Lejos de las zarpas de la bestia.
A salvo entre dorados castaños.
Herido en la traición de los próximos.
Nada ni nadie ya me alcanza.
Pero en los sueños su memoria me atormenta y amenaza.
Llueve suave sobre el granito y lame lenta la fina precipitación esperando rendir mañana el bloque de piedra que corta el camino hoy.
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