Es estragador como se normalizan las malas mañas.
Huestes de policías.
Munícipes traidores.
Falsos y vendidos a Dios sabe quien.
Y desde luego a mino.
Cadena de mentiras.
Mentiras encadenadas.
Y la clave la gran calumnia.
Vilipendiada esta la verdad.
Escarnio en plaza publica.
Plaza de vulgo sediento de ultrajes al sin macula.
Enlodado todo ya no existe zonación.
Todos crueles, todos viles y vengativos.
Me zarandean los que deberían vigilar el orden.
Si ellos no celan por la justicia quien celará.
Se resiente con esta carcoma la rica estructura de los brillantes ideales, casi nunca cumplidos, por la tendencia a la corruptela y la empatía por el zafio, del que tiene que velar por el orden.
Orden de aniquilación desde los más alto, desde la montaña de mierda de un sistema que cuando erupcione infectara todo de virulento pus.
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