Látigo que fustiga mi espalda en inmerecido castigo.
Paciencia que afila la hoja de la daga venganza.
Será lo mejor revivir tu último espasmo.
Lucha de rezagados parapetados esperando la debilidad, la flaqueza, el desfallecimiento, la caída, y en ese instante saltar rabiosos sobre la anhelada pieza, trofeo, matriz de muy lejanas desdichas.
Llegará tarde, pero llegará, lo veré en mi ancianidad, en tu ancianidad.
Cosecha agria y tardía, último plato, postre fermentado.
En el último instante el cambio de estado, de por vengar a vengado.
Y resuelto el conflicto, me duele todo igual, duermo igual que antes, mal e intranquilo.
Cretina espera de cretinos conflictos.
Recuerdo la mueca de mi último instante.
Siempre alguien nos sigue y da fe de lo ocurrido. El mundo tiene mil ojos que hacen visible lo injusto.
Vida sin vida y en vida muriendo.
Pasillo de zorras con armiños, de bufones con linces, de hienas con focas, de cerdas con sintéticas pieles, nada tiene de mística la piel del cordero cuando la porta y enfunda a la estafadora ramera.
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