Porque no podré sucumbir a la fe del simple.
A la tranquilidad que da centrarse en un solo camino.
Dominar treintaicinco palabras y pensar lo justo y en lo justo.
E ignorar que existe un mundo farragoso de proyectos e ideas peregrinas.
Y no sentir que he venido a hacer algo a esta tierra mal repartida y peor dominada.
Y diluirme en la masa sin forma, maleable, incauta y veleta.
Porque no podre sucumbir a la fe ciega del simple.
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