Esconder trapos, tapar miserias, caceroladas para dispersar la razón.
Salir a pasear estandartes rancios.
Que luz alumbra el barco de la muerte.
Defensores de asesinos y sedadores de estrellas que se extinguen.
Amputáis glorias no nacidas, matáis glorias que van a morir.
Esa es la bandera de las rosas de cruenta sangre.
Miedo da la deriva y más si la deriva invoca a tomar las calles.
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