Fachada de uno mismo.
Rostros enjalbegados.
En los lebrillos de la cal.
En aras de los marcados estamentos.
Por los sitios de los siglos.
Los puestos heredados.
Los bancos con nombre.
Las calles derechas.
Las estéticas impuestas.
Y la asimilación indisoluble del ser y el padecer.
Las fachadas de los míos.
El estatus que me han legado.
A base de muchas capas de protectora cal.
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