La vulgaridad se vende a granel.
La vulgaridad es muy barata.
Quien la compra no la escatima.
Se envuelve en ella en un alarde de ostentación.
Tufo embriagador de baratija.
Toxico star de mediocre estrella.
No se le abre la puerta a todo el que llama.
No se llama a cualquier puerta.
Hay puertas que no se deben abrir.
Y hay gente a la que hay que cerrarles la puerta.
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