Es un laberinto el pensamiento, que desordena mi alma en la lentitud de la justicia humana.
Confió en la divina pero cifrada en el aun más largo plazo y no quiero desear en indignidad males a mis enemigos, males para este mundo.
Pienso y priorizo en mi bien y el bien de mis ángeles.
Pienso y ruego paciencia para esperar el cobro futuro de las fechorías, la condena a los ruines hacedores de males.
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