Amenaza el totalitarismo con prohibir.
Corriente asesina de pensamiento único.
Que primero estigmatiza y mancha.
Para luego en la enfervorecida plaza poder quemar con escarnio en la hoguera.
Calles revueltas en las que focalizar miedo, dirigir odios y ponerles delante un culpable.
Para que encaucen la rabia, para que en una única dirección arrasen con todo lo que al totalitario estorba.
Solo existe una verdad, la verdad revelada, siempre de todo es culpable el otro, aunque el otro aniquilado ya no exista, pero se mantiene viva su memoria, la memoria historia, la historia manoseada y acicalada como calumnia que se desposa y se viste de nívea novia, teatral novia de virginidad ausente, de amor ausente, de odio presente.
Pescadores de poder y fortuna que faenan a la izquierda y a la derecha de la barca. Faenan en la soflama barata que estimula el bajo instinto de amputar todo talento que sobresale, sin gloria la miseria es gloria, sin cielo el infierno es cielo, sin libertad, el totalitarismo ocupa su sitio, a lado de la justicia que ya no es ciega porque en esta etapa necesita ver a quien juzga, justicia de parte, de parte de los correligionarios.
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