La mala conciencia no es un peso ligero.
Pesa más que el tocino que tenéis pegado al cuerpo.
La mala conciencia impide dormir.
Ahogadas por la mala conciencia y el peso de la grasa de vuestras vulgares ubres.
Amamantadoras de odios y rencores.
Zafias nodrizas de delitos y delincuentes.
La mala conciencia será el cáncer que yo regaré para que os lleve a la tumba.
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