No me atrae nada el polo opuesto.
No me seduce nada viajar con la tensión de chirriar constantemente.
No entiendo el compadreo con el enemigo.
Ni el festejar la tregua.
No tolero ni el roce con quien mi aniquilación en el desarme desea.
No soporto a quien entendiendo que está enconado persiste en su enconamiento.
Me deseas como territorio no dominado.
Como reino de bonanza que no has rendido, ni sudado.
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